Ante las amenazas de la FIFA de sancionar a los jugadores que planeaban lucir los brazaletes “One Love” para mostrar su apoyo a la comunidad LGBTI, Steve Cockburn, director de Justicia Económica y Social de Amnistía Internacional, ha manifestado:
“Las amenazas de última hora de sancionar a los jugadores que lleven mensajes de apoyo a los derechos humanos y la igualdad son el ejemplo más reciente de que la FIFA no respeta plenamente sus propios valores y obligaciones. El deporte no sucede fuera de la realidad, y estas son cuestiones sobre las cuales la FIFA debería dar ejemplo, no ejercer la represión".
Hace tiempo que deberían haberse alcanzado acuerdos sobre los brazaletes y una mayor protección para la comunidad LGBTI.
Aplaudimos la valentía de los jugadores y equipos que han alzado la voz sobre los derechos humanos y esperamos que sigan haciéndolo. Aficionados, jugadores y asociaciones de fútbol pueden ser un vehículo para promover los derechos humanos, y la FIFA debe hacer caso a estos llamamientos cuanto antes. No sólo debe promover mensajes de igualdad sino además actuar proactivamente para garantizar la protección de las personas LGBTI.
"Y no nos olvidemos de los trabajadores migrantes que hicieron posible este campeonato. Deben ser plenamente indemnizados por los abusos indescriptibles que sufrieron.”