Amnistía Internacional Estados Unidos presentó una nueva campaña en la que pide al presidente Obama que dé prioridad a los derechos humanos durante sus últimos 100 días de mandato llevando a cabo tres tareas pendientes antes de abandonar el cargo: cerrar la prisión de
Guantánamo, dejar de vender armas a países que las utilizan para cometer crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos, y garantizar protección a quienes huyen de la violencia en América Central. Amnistía Internacional Estados Unidos pide formalmente al presidente que consiga estas metas y anima a sus 1,2 millones de simpatizantes en Estados Unidos que se unan a la campaña firmando una petición de correo electrónico.
El presidente Obama cada vez tiene menos posibilidades de cumplir algunas de las promesas que hizo cuando llegó a la presidencia y elevar la prioridad de los derechos humanos antes de abandonar el cargo. Las tres medidas que Amnistía le pide que aplique son factibles y reforzarían el liderazgo mundial de Estados Unidos en materia de derechos humanos en un mundo plagado de conflictos y crisis. El legado del presidente debe ser una actuación firme en favor de las personas más vulnerables.
Cerrar Guantánamo: Aunque el gobierno de Obama ha avanzado mucho este año en lo que se refiere al traslado de detenidos desde la prisión de Guantánamo, aún quedan allí 61 detenidos. Muchos de ellos no han sido acusados de ningún delito a pesar de llevar nada menos que 14 años detenidos. Si el presidente Obama no cierra Guantánamo, es muy probable que la prisión de la isla continúe abierta indefinidamente, e incluso que se lleve allí a nuevos detenidos capturados en una eterna “guerra” global en la que todo el territorio mundial se considera campo de batalla.
Si el presidente Obama no cierra Guantánamo antes de finalizar su mandato, es posible que nunca se cierre. Guantánamo se ha convertido en un símbolo de violaciones sistemáticas de derechos humanos internacionales que continúan perpetrándose hasta nuestros días. Dejar que esta prisión siga abierta y permitir que las personas detenidas en ella languidezcan sin cargos ni juicio justo establece un peligroso precedente para futuras administraciones.
Proteger a personas refugiadas y solicitantes de asilo: Los elevados índices de homicidio, las estructuras jurídicas ineficaces y la corrupción entre los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley han obligado a muchas personas a huir de sus hogares en los países del “Triángulo Norte” (Guatemala, El Salvador y Honduras) y buscar refugio en México y Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos no sólo deniega las solicitudes de asilo de muchas de ellas, sino que las devuelve directamente a los países de los que huyeron.
El presidente Obama debe otorgar a Guatemala el Estatus de Protección Temporal basándose en los niveles de crisis que alcanza allí la violencia relacionada con las bandas y volver a otorgar dicho estatus a El Salvador y Honduras por motivos similares.
Si bien el presidente también debe cumplir los compromisos internacionales existentes encaminados a aliviar la crisis mundial de refugiados, no debe terminar su mandato sin abordar la crisis que tenemos en nuestras propias puertas. No basta con confiar la seguridad de miles de personas a la siguiente persona que ocupe la presidencia. Obama debe dar refugio a quienes huyen de la violencia, y conceder protección temporal a quienes ya están aquí.
Negar armas a quienes cometen abusos contra los derechos humanos: Estados Unidos continúa vendiendo armas y proporcionando ayuda militar a Arabia Saudí, Egipto, Israel y otros aliados en Oriente Medio, a pesar de que todo indica que las armas y la ayuda se han utilizado para cometer violaciones del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Recientemente Estados Unidos anunció la venta de más de 2 mil millones de dólares en armas a Arabia Saudí, a pesar del bombardeo generalizado de la coalición dirigida por este país contra la población civil de Yemen en lo que probablemente constituyan crímenes de guerra y otras graves violaciones del derecho internacional. El presidente debe condicionar de forma más rigurosa todas las ventas y transferencias de armas y la ayuda militar al respeto de los derechos humanos, como primer paso hacia un embargo de armas a todos los países donde haya un peligro sustancial de que las armas estadounidenses se utilicen para cometer o facilitar crímenes de guerra u otras violaciones graves.
Las armas y la ayuda militar de Estados Unidos se vienen utilizando contra la población civil en Oriente Medio desde hace demasiado tiempo.
El presidente Obama puede asegurarse de que su administración termina con esto estableciendo condiciones más estrictas para la ayuda militar con vistas a imponer finalmente un embargo de armas a cualquier país donde las armas estadounidenses se hayan utilizado para violar los derechos humanos.