Al comentar la nueva investigación llevada a cabo por las universidades de Lubumbashi, Leuven y Ghent, que sugiere que la exposición a contaminación tóxica causa defectos congénitos en los hijos e hijas de las personas que se dedican a la minería de cobalto y cobre en República Democrática del Congo, Mark Dummett, responsable de Amnistía Internacional sobre Empresas, Seguridad y Derechos Humanos, ha manifestado:
“Cuando visitas esta zona de República Democrática del Congo, una de las cosas que más llaman la atención es ver el grado de contaminación, y lo poco que están haciendo el gobierno y las empresas mineras para prevenir la contaminación y proteger a la gente que vive y trabaja aquí. Sencillamente, estas personas no pueden escapar del polvo”.
“Cuando entramos por primera vez a las minas en 2015 vimos a hombres, mujeres, niños y niñas trabajando allí sin ni siquiera el equipo de protección más básico, como guantes y mascarillas; nos hablaron de los problemas de salud que sufren, que incluyen tos, dolor en los pulmones e infecciones del tracto urinario. En un pueblo que visitamos, la gente nos mostró el arroyo local del que bebían y que, según afirmaban, estaba contaminado por los desechos de una planta de procesamiento de mineral.”
“En la región de Katanga se lleva a cabo actividad minera desde hace más de 100 años, pero la investigación sobre el impacto de la contaminación ha sido trágicamente escasa. Este informe debería impulsar a las autoridades de República Democrática del Congo a intensificar urgentemente su investigación sobre el impacto de esta contaminación, y a supervisar la salud de las personas que trabajan en las minas.”
“Las alarmantes conclusiones de este informe sugieren que el daño causado puede ser muy duradero. Esto demuestra la necesidad de una mayor regulación del sector minero para poner en marcha protecciones tanto para las personas que trabajan en él como para el medio ambiente. También muestra por qué las multinacionales que se benefician de estas minas deben cumplir con su responsabilidad de respetar los derechos humanos, garantizando que previenen la contaminación que causa daños a la gente y al planeta. Las multinacionales también deben ofrecer remedio a las personas que se han visto perjudicadas por sus actividades empresariales. El sector minero de República Democrática del Congo debería beneficiar a las comunidades locales, no sólo a las empresas poderosas.”