“La decisión de la administración Trump de reiniciar las ejecuciones federales tras 16 años sin llevar a cabo ninguna es indignante. Es el más reciente indicativo de sudesprecio por los derechos humanos.
“La pena de muerte es la forma más extrema de pena cruel e inhumana. Es un sistema que adolece de deficiencias irreparables, y el gobierno federal no debe llevar a cabo ninguna ejecución. El uso de la pena de muerte es contrario a las tendencias nacionales e internacionales. Veintiún estados de Estados Unidos y más de la mitad de los paísesdel mundo han determinado ya que la pena de muerte no respeta los derechos humanos y no tiene cabida en sus legislaciones. Amnistía Internacional se opone a la pena demuerte en todas las circunstancias y continuará luchando para conseguir que se ponga fin a esta práctica inhumana.”