El ataque por tierra de Israel en la Franja de Gaza, que comenzó en la noche de ayer, acentúa la necesidad de una acción internacional urgente para proteger a los civiles en Gaza e Israel de más crímenes de Guerra perpetrados por ambos lados, dijo hoy Amnistía Internacional.
“El implacable ataque de Israel sobre Gaza ha mostrado cómo sus fuerzas han ignorado flagrantemente la vida y la propiedad de civiles, que deben ser protegidos bajo el derecho internacional humanitario”, dijo Amnistía Internacional. Alrededor de 240 palestinos ya han muerto antes de que comenzara la operación terrestre, por lo menos 171 de ellos civiles, incluyendo 48 niños y 31 mujeres, hasta el 17 de julio a las 15 horass, de acuerdo con la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios. Un civil israelí murió por fuego de mortero lanzado desde Gaza el 15 de julio.
Se ha reportado que por lo menos 30 palestinos más han muerto en la Franja de Gaza desde el lanzamiento del ataque terrestre.
“No se puede justificar apuntar hacia civiles, así como tampoco los ataques directos sobre propiedad civil. Ambos lados, que han violado repetidamente el derecho internacional con impunidad, deben rendir cuentas, y el primer paso hacia eso es una investigación internacional realizada por la ONU”, dijo Amnistía Internacional.
Más de 1.780 hogares también han sido completamente destruidos o han quedado inhabitables por los ataques israelíes, dejando a por lo menos 10.600 residentes de Gaza sin hogar. Propiedad civil israelí también ha sido dañada por cohetes lanzados indiscriminadamente desde Gaza.
Ocho miembros de una familia fueron asesinados en un ataque aéreo en las primeras horas del 10 de julio en el hogar de Mahmoud Lutfi al-Hajj en el campo de refugiados Khan Younis de la Franja de Gaza. Más de 20 vecinos también fueron heridos en el ataque, el que no estuvo precedido por una advertencia específica.
Yasser Mahmoud Lutfi al-Hajj, uno de los dos sobrevivientes de la familia, dijo a Amnistía Internacional: “Vi a mi tío salir de la casa con el cuerpo de mi madre en sus brazos. Él estaba corriendo y yo estaba gritándole que quería verla ... entonces fui al hospital para ver si alguien había sobrevivido ... me enteré de que Tareq, mi hermano, todavía estaba vivo, pero más tarde murió. Entré en pánico y me dieron inyecciones para calmarme”.
“Esta es una zona muy concurrida, el ataque no fue a una sola casa, sino a toda la comunidad, y fue una total destrucción”, dijo Mahmoud Atamneh, vecino de la zona, a Amnistía Internacional.
“Atacar deliberadamente una casa es un crimen de guerra, y la magnitud de la destrucción de viviendas civiles, en algunos casos con familias enteras en su interior, apunta a un patrón preocupante de violaciones repetidas de las leyes de la guerra”, ha dicho Amnistía Internacional.
Las autoridades israelíes no han proporcionado información sobre casos concretos para justificar este tipo de ataques. A menos que puedan hacerlo, cualquiera de esos ataques son crímenes de guerra y constituyen un castigo colectivo.
Incluso si alguien en la casa es un miembro de un grupo armado palestino, un ataque a una casa civil, en donde toda una familia se encuentra presente, resulta ser un ataque desproporcionado.
En algunos casos, las fuerzas israelíes lanzaron ataques aéreos contra viviendas de civiles sin ningún tipo de advertencia en absoluto o no dejando a los residentes suficiente tiempo para evacuar. En otros casos, los civiles fueron golpeados y asesinados por misiles israelíes, en zonas donde no hubo actividades sospechosas por parte de grupos armados palestinos.
Los bombardeos de Israel también causaron daños devastadores a la infraestructura de agua y saneamiento en la Franja de Gaza. Tres trabajadores han muerto mientras intentaban hacer reparaciones cruciales y la continuidad de las hostilidades ha convertido en muy peligroso el trabajo en muchas zonas. El último miércoles, la ONU informó que al menos la mitad de la población de Gaza —unas 900.000 personas— no estaban recibiendo agua. Los daños al sistema de cloacas y desagües, y la consecuente probabilidad de contaminación de los suministros de agua ha creado una emergencia sanitaria.
La infraestructura de Gaza está a punto de colapsar y las consecuencias de la falta de agua potable pueden ser catastróficas.
Desde que arrancó el conflicto, al menos 84 escuelas en Gaza han sido afectadas y al menos 13 centros de salud han tenido que cerrar. Cuando el hospital de rehabilitación al-Wafa, en Shuja’iyyeh, fue alcanzado por los bombardeos por segunda vez el 17 de julio, los empleados fueron forzados a evacuar a todos los pacientes y luego el hospital fue destruido.
En lugar de hacer blanco en instalaciones de salud en violación de la ley internacional, las fuerzas israelíes deben proteger a médicos y pacientes, y asegurar que las personas heridas puedan llegar con seguridad a instalaciones de salud en Gaza o, si fuera necesaria, fuera de la Franja. Israel y Egipto deben asegurar que la llegada regular de medicamentos y combustible se mantenga en forma permanente.
Hamas y los grupos palestinos armados tampoco están cumpliendo con la ley internacional y ponen en peligro a los civiles. El último miércoles, la agencia de ONU responsable de los refugiados palestinos descubrió alrededor de 20 misiles escondidos en una escuela vacía en la Franja de Gaza. Al menos 22.900 civiles fueron desplazados y muchos se refugiaron en 24 escuelas a cargo de la agencia.