En respuesta a las declaraciones del gobierno turco de que sus fuerzas están preparadas para cruzar al noreste de Siria “en breve” como parte de una ofensiva para alejar de su frontera a las fuerzas kurdas respaldadas por Estados Unidos, Lynn Maalouf, directora de Investigación de Amnistía Internacional para Oriente Medio, dijó:
“En vista de que el ejército turco está calentando motores para atacar a las fuerzas kurdas en el noreste de Siria, es fundamental que todas las partes de este conflicto respeten el derecho internacional humanitario, lo que incluye abstenerse de lanzar ataques contra civiles y bienes civiles, así como ataques indiscriminados o desproporcionados.
En el noreste de Siria, como en otras partes del país, decenas de civiles ya sufrieron las consecuencias de sucesivas ofensivas militares, desplazamientos múltiples y unas condiciones de vida terribles. En virtud del derecho internacional humanitario, Turquía tiene la obligación de adoptar todas las medidas posibles para proteger a la población civil y garantizar su acceso a la ayuda humanitaria. Debe habilitarse un paso seguro para los civiles que quieran huir de los combates.
Tanto las fuerzas turcas como las kurdas tienen un historial lamentable de ataques indiscriminados en Siria que causaron la muerte a decenas de civiles. No se puede permitir que vuelva a suceder. La comunidad internacional debe tomar medidas para garantizar que tanto las autoridades turcas y los grupos armados proturcos como las fuerzas kurdas respetan el derecho internacional humanitario si se quiere evitar una catástrofe humanitaria más en el norte de Siria.”
Información complementaria
El miércoles, un portavoz del gobierno turco afirmó que Estados Unidos les había dado luz verde para llevar a cabo una ofensiva militar contra las fuerzas kurdas con el objetivo de establecer una “zona segura” en la frontera, de 32 kilómetros de ancho, para trasladar allí a millones de personas refugiadas sirias desde Turquía.
Según la ONU, actualmente la organización presta ayuda humanitaria a 700.000 personas en el noreste de Siria, donde viven 1,7 millones.
En 2018, Amnistía Internacional documentó ataques indiscriminados cometidos por el ejército turco y grupos armados aliados y, en menor medida, por las fuerzas kurdas en las localidades de Afrín y Azaz, en el norte de Alepo, en los que murieron decenas de civiles.