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La aterradora realidad del incesante ataque con bombas de barril del gobierno sirio a la ciudad asediada de Daraya, a las afueras de Damasco, se pone brutalmente de manifiesto en un nuevo vídeo publicado por Amnistía Internacional, mientras se celebra la última ronda de las conversaciones de paz en Ginebra.
La organización espera que las espeluznantes imágenes de testimonio sirvan de iniciativa para que la comunidad internacional redoble sus exigencias al gobierno sirio para que garantice de inmediato el vital acceso humanitario hacia Daraya y todas las zonas que siguen asediadas.
Aunque desde que el 26 de febrero entró en vigor el "cese de hostilidades" parcial no han caído bombas de barril sobre Daraya, la ciudad ha sido atacada con otras armas, y los miles de civiles que continúan en ella siguen sin suministro eléctrico y sufriendo graves carencias de alimentos y servicios médicos.
Bombas de barril imprecisas
Las bombas de barril son armas nada sofisticadas pero mortíferas, que se fabrican con barriles de petróleo, tanques de gasolina o bombonas de gas que se llenan de explosivos, combustible y metralla y se lanzan desde helicópteros y aviones. Son imprecisas por definición y nunca deben utilizarse cerca de civiles.
Daraya ha soportado el impacto de miles de bombas de barril, además de más de tres años de agobiante asedio de las fuerzas gubernamentales sirias.
Según datos recogidos por el ayuntamiento de Daraya, entre enero de 2014 y la entrada en vigor del "cese de hostilidades", el 26 de febrero de 2016, se lanzaron sobre la ciudad unas 6.800 bombas de barril.
Hay innumerables vídeos y otras imágenes que evidencian los daños y la destrucción causados. Al menos 42 civiles, 17 de ellos niños, han muerto a consecuencia de estas armas explosivas carentes de precisión. Los activistas locales afirman que han resultado heridos otros 1.200 civiles, y están seguros de que el número de muertos sería mayor si no fuera porque los residentes están muy acostumbrados a correr a los refugios en cuanto se acercan helicópteros.
La mayoría de los habitantes originales de Daraya huyeron de la devastación hace años, y ahora sólo quedan entre 4.000 y 8.000 personas, una fracción de la población original.
Testimonios trágicos
El vídeo, grabado por civiles en Daraya entre 2014 y finales de febrero de 2016, incluye imágenes que nunca se han hecho públicas.
Las imágenes de explosiones de bombas de barril lanzadas por las fuerzas gubernamentales sirias sobre la ciudad se intercalan con las de civiles –incluidos niños y ancianos– que describen la profunda sensación de terror que genera vivir bajo este tipo de ataques implacables en una ciudad asediada.
“Quieren matarme", afirma una adolescente con gafas y pelo rizado cuando se le pregunta sobre las bombas.
En otra desgarradora escena, un muchacho yace gimiendo junto al cadáver de su hermano, muerto en un ataque de bombas de barril, y le implora: "Hermano, no me dejes, por favor".
"Es difícil imaginar siquiera la magnitud y la intensidad del sufrimiento que ha soportado la población civil de Daraya y otras zonas asediadas de Siria, algunas de las cuales no han recibido ayuda humanitaria durante años de combates. Cada día que pasa sin que llegue ayuda humanitaria supone un empeoramiento de la crisis humanitaria en Daraya", afirma Magdalena Mughrabi.
"Ahora que vuelven a estar en marcha las conversaciones de paz en Ginebra, es absolutamente crucial que se dé carácter prioritario a la apertura del acceso de ayuda humanitaria a esas zonas. Aunque la mayoría de las armas han callado y la lluvia de bombas contra Daraya se ha detenido desde el alto el fuego del 26 de febrero, es mejor excluir totalmente la amenaza de que algún día puedan repetirse y hacer rendir cuentas a todos los responsables de crímenes de guerra durante el conflicto."
Crisis humanitaria en el asedio de Daraya
Además de la destrucción generalizada y a gran escala causada por las miles de bombas de barril lanzadas sobre Daraya, las fuerzas gubernamentales mantienen aislada la ciudad y no han permitido que llegue a ella ninguna ayuda humanitaria desde noviembre de 2012.
El personal médico padece una grave falta de recursos para enfrentarse a una crisis humanitaria de tal magnitud. El único hospital de campaña que queda en la ciudad asediada ha sido atacado 15 veces por las fuerzas gubernamentales.
Las autoridades médicas de Daraya enviaron a Amnistía Internacional listas de más de 100 medicinas, suministros y equipos que se necesitaban urgentemente, entre los que figuran: antibióticos, analgésicos y anestésicos, desinfectantes y otro material de limpieza, y, en cuanto al equipo, máquinas de diálisis, escáneres para TC y camas y camillas de hospital.
A 26 de marzo, un mes después de la entrada en vigor del "cese de hostilidades", el gobierno sirio no había concedido el acceso de la ayuda humanitaria a seis zonas asediadas por lo menos, entre ellas partes del Ghouta Oriental y Daraya, a pesar de las reiteradas peticiones de la ONU, según un informe del secretario general de esta organización al Consejo de Seguridad.
El gobierno sirio debe permitir el acceso a Daraya de la ayuda humanitaria que la ciudad tanto necesita, cumpliendo así las disposiciones del derecho internacional humanitario y las resoluciones vinculantes del Consejo de Seguridad de la ONU.
El Grupo Internacional de Apoyo a Siria y los organismos de la ONU, especialmente la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), deben garantizar este cumplimiento en Daraya y en otras localidades asediadas.
Información complementaria
En mayo de 2015, Amnistía Internacional publicó un informe titulado ‘Death everywhere’: War crimes and human rights abuses in Aleppo, en el que se documentaba el absoluto terror en el que vive la población civil bajo los implacables ataques con bombas de barril y de otro tipo de las fuerzas gubernamentales sirias en Alepo.
En junio de 2014, Amnistía Internacional publicó su informe de actualización sobre los asedios en toda siria (Updated briefing on sieges across Syria), que documentaba el efecto de los asedios sobre la población civil en Daraya y otras zonas.