La
ONU y la Media Luna Roja Árabe Siria (MLRAS) deben
desistir de sus planes de trasladar de vuelta a Siria a personas refugiadas del campo de Rukban, ha afirmado hoy Amnistía Internacional. La operación pondría a las personas retornadas en peligro de detención arbitraria, desaparición forzada y tortura y otros malos tratos, incluida violencia sexual, tal como Amnistía Internacional documenta en un informe publicado esta semana. Rukban es un asentamiento informal, situado en una zona aislada e inhóspita entre las fronteras de Siria y Jordania conocida como “la berma”. Las condiciones de vida en el campo son duras, y las personas que residen en él no tienen acceso a atención médica, saneamiento ni agua potable.
Según información recibida por Amnistía Internacional, a partir de septiembre la ONU tiene previsto facilitar el traslado de personas de Rukban a “refugios” en Homs, donde permanecerán en cuarentena durante 14 días.
Amnistía ha documentado cómo las autoridades sirias han utilizado los denominados “refugios” para detener e interrogar a personas retornadas. Algunas de estas personas retornadas fueron trasladadas después a centros de inteligencia donde fueron sometidas a detención arbitraria y, en algunos casos, tortura y desaparición forzada. No está claro cuántas personas serán trasladadas desde Rukban si la operación de retorno de la ONU sigue adelante.
“Instamos a la ONU y a la MLRAS a no dar curso a estos retornos, que sin duda pondrán en peligro a mujeres, hombres, niñas y niños que han vivido en Rukban. Nuestra investigación muestra que las autoridades sirias han actuado específicamente contra personas que han retornado desde Rukban, a las que han acusado de ‘terrorismo’ antes de someterlas a violaciones graves de derechos humanos”, ha afirmado Marie Forestier, investigadora de Amnistía Internacional sobre Derechos de Personas Refugiadas y Migrantes.
“La exigencia de cumplir la cuarentena en instalaciones controladas por el gobierno dará básicamente a las autoridades sirias 14 días para interrogar a las personas retornadas. Estos retornos no deben seguir adelante; por el contrario, los gobiernos de Siria y Jordania, así como todas las partes en el conflicto, deben garantizar con urgencia el acceso sin trabas de ayuda humanitaria a Rukban.”
No es un lugar seguro
El informe de Amnistía Internacional,
“You’re going to your death”, revela que las autoridades sirias han actuado contra personas retornadas precisamente porque solicitaron asilo en otros países. De los 66 casos documentados en el informe, agentes de seguridad sirios detuvieron a las 10 personas que retornaron desde el campo de Rukban. Tres fueron sometidas a tortura u otros malos tratos, y dos fueron objeto de desaparición forzada.
Samer, que vivió en Rukban durante seis años antes de retornar a Homs en 2019, dijo: “[Las autoridades sirias] odian a la gente de Rukban. Piensan que todas tienen vínculos con el terrorismo y que deben ser maltratadas.” Samer dijo que miembros de los servicios de inteligencia lo tuvieron detenido y sometido a desaparición forzada durante nueve meses y que en ese periodo lo torturaron.
En virtud del plan al que ha tenido acceso Amnistía Internacional, la salida del lugar de cuarentena en Homs estaría sujeta a la aprobación del gobierno sirio, lo que confiere a las autoridades la facultad de detener a las personas retornadas durante periodos aún más prolongados sin supervisión judicial.
El último convoy humanitario al que el gobierno sirio permitió entrar en la berma lo hizo en septiembre de 2019. En marzo, aduciendo su preocupación por la COVID-19, Jordania anunció que no permitiría que la ayuda humanitaria atravesara su territorio. El jefe del consejo local de Rukban dijo a Amnistía Internacional que residentes en el campo han expresado su enojo por que los únicos convoys que llegan a Rukban estén trasladando a la gente a zonas controladas por el gobierno sirio en vez de llevar ayuda.
“Los indicios de que Siria no es un lugar seguro son abrumadores: esta operación de retorno no debe seguir adelante”, ha afirmado Marie Forestier.
Información complementaria
A principios de 2015, decenas de miles de personas que buscaban seguridad frente al conflicto en Siria terminaron atrapadas en la zona fronteriza conocida como “la berma”, tras cerrar las autoridades jordanas los pasos fronterizos.
Unas 10.000 personas viven en el campo erigido en esa zona. Se calcula que, desde mediados de 2015, el 75% de la población de la berma ha regresado a Siria, en parte debido a las duras condiciones de vida.