Hace un mes que Sudán se encuentra atravesado por un terrible conflicto entre dos fuerzas: las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS) y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (FPR). Los enfrentamientos se producen tras semanas de tensión entre ambos grupos durante las negociaciones en torno a un nuevo gobierno de transición y las reformas de las fuerzas de seguridad.
Las partes en el conflicto están utilizando armas pesadas y realizando bombardeos aéreos en zonas densamente pobladas, violando el derecho internacional humanitario y causando un sufrimiento masivo a las personas civiles de todo el país. Millones de personas no pueden salir de sus hogares y las y los trabajadores humanitarios no pueden entregar suministros. Mientras tanto, las partes en conflicto siguen atacando y ocupando centros de salud.
Al 10 de mayo, la ONU informó 604 muertes y más de 5.100 heridos desde que comenzaron los enfrentamientos el 15 de abril. Se calcula que unas 740.000 personas han sido desplazadas internamente y más de 150.000 han huido a países vecinos.
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU, con el apoyo de Argentina, aprobó el jueves pasado en una sesión especial una resolución que refuerza el mandato del Experto sobre Sudán. A pesar de no haber sido contundente, la resolución significa un paso en la dirección correcta.
Ambas partes deben poner fin de inmediato a los ataques indiscriminados, proteger a la población civil y garantizar el acceso a la ayuda humanitaria. Esto debe terminar. Nos solidarizamos con el pueblo de Sudán.
