Varios ataques aéreos rusos contra un edificio residencial y un hotel de un complejo turístico en la localidad costera de Serhiivka, en el sur de Ucrania, mataron al menos a 21 civiles, declaró hoy Amnistía Internacional tras una nueva investigación sobre el terreno.
Los ataques, que según parece se efectuaron con misiles anti antibuque, alcanzaron la localidad de la región de Odesa poco antes de la una de la madrugada del 1 de julio, hiriendo al menos a 35 personas. Cinco personas continúan en cuidados intensivos en estado grave, por lo que la cifra definitiva de muertos aún podría aumentar.
“Estas potentes armas se diseñaron para para destruir buques de guerra; dispararlas contra zonas residenciales es extremadamente temerario”, manifestó Donatella Rovera, asesora general de Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis.
“Este ataque es un ejemplo más del absoluto desprecio de las fuerzas armadas rusas por la población civil de Ucrania, ya que siguen causando muertes y destrucción innecesarias. Todos los responsables de estos crímenes de guerra deben ser llevados ante la justicia por sus acciones.”
Amnistía Internacional visitó los lugares de Serhiivka contra los que se realizaron los ataques y no encontró pruebas de la presencia de soldados ucranianos, ni de armas u otros objetivos militares válidos cerca. Las imágenes de satélite que revisó Amnistía Internacional tampoco indican que hubiera actividad militar en la zona antes del ataque.
Este ataque es un ejemplo más del absoluto desprecio de las fuerzas armadas rusas por la población civil de Ucrania.
Donatella Rovera, asesora general de Amnistía Internacional sobre respuesta a las crisis
Autoridades del gobierno local informaron a Amnistía Internacional de que las armas empleadas en los ataques eran misiles guiados Kh-22 con una ojiva de más de 900 kg, según se calculaba, y un sistema de puntería diseñado para alcanzar buques y no objetivos terrestres, por lo que eran potencialmente muy imprecisos y, por lo tanto, del todo inapropiados para su uso en zonas pobladas.
El experto en armas del equipo de respuesta a la crisis de Amnistía Internacional encontró en la escena del ataque contra el hotel fragmentos de artefactos que podían corresponder a un misil guiado de grandes dimensiones. En particular, los fragmentos contenían remaches de estilo antiguo que podían corresponder a un arma con 50 años de antigüedad, como el Kh-22.
Un principio fundamental del derecho internacional humanitario (las leyes de la guerra) es que las partes en conflictos armados deben distinguir en todo momento entre personas civiles y objetivos civiles, y entre miembros de las fuerzas militares y objetivos militares. Los objetivos militares pueden ser atacados, pero es ilegítimo atacar a personas civiles y objetivos civiles. Antes de un ataque, los miembros de las fuerzas armadas deben tomar medidas para garantizar que están razonablemente seguros de que no atacan a civiles ni objetivos civiles.
Hasta la fecha, ha habido numerosos casos de ataques rutinarios ilegítimos de las fuerzas rusas en Ucrania que han matado y herido a civiles, algunos de los cuales pueden ser ataques deliberados contra civiles u objetivos civiles.
Ataque contra el hotel
Justo después de la medianoche del 1 de julio, fuerzas rusas lanzaron al menos dos misiles contra el complejo turístico de Serhiivka, en la costa del Mar Negro, situado unas 45 millas al sudoeste de la ciudad de Odesa. El primer misil impactó en el Hotel Godji y mató a seis civiles. Pocos minutos después, un segundo misil impactó en la ferretería situada en un edificio residencial de nueve plantas en el número 23 de la calle Budzhaska y mató a 15 civiles.
Entre las personas que murieron en el Hotel Godji estaban Nadiya Rudnitskaya, gerente del establecimiento, y su hijo de 12 años Dmytro Rudnitsky. Olha Ilyashevych, de 30 años, y su madre Maria, que habían huido de los combates en Slovyansk, en la región de Dombás, también murieron.
Entre las victimas mortales estaba también Oleksander Shishkov, de 41 años, conocido entrenador de fútbol que vivía en Odesa pero se había alojado en el hotel tras un partido de fútbol infantil disputado el día antes entre el equipo local y el equipo de la localidad cercana de Bilhorod-Dnistrovsky.
Ataque contra el edificio residencial
Entre los fallecidos en el ataque de la calle Budzhaska estaban Volodymyr Chulak, profesor de educación física de 68 años, su esposa Tetiana, cocinera de 64 años, y su hijo Mykhaylo, de 35 años, que vivía en Odesa y estaba visitando a sus padres.
La hermana de Tetiana Chulak, Valentyna, contó a Amnistía Internacional: “Oí las explosiones y salí corriendo a la calle… Corrí hasta allí [el número 23] y entré en el edificio. Encontré a Tetiana en la cama, muerta, cubierta de muebles destrozados y escombros, y su esposo Volodymyr estaba muerto en la cocina. Su hijo Mykhaylo estaba en la terraza, y el misil le alcanzó de lleno; quedó destrozado”,
En el ataque también murieron Halyna Rumashuk, recepcionista de 50 años, y su esposo Serhii, constructor de 48 años. En un principio sobrevivieron al ataque y lograron escapar del edificio, pero la pareja volvió a por algunas pertenencias y murió sepultada al derrumbarse una pared.
Roman, de 36 años, que residía en el cuarto piso del edificio, dijo a Amnistía Internacional que él y su madre se salvaron sólo porque en el momento del ataque se encontraban tras un muro de hormigón armado de la cocina, bañando a su perrito, que había sido operado. El resto de su piso quedó destrozado por la explosión. Roman intentó salvar a su vecina de al lado, Proskovia Pavlenko, de 63 años, a la que explosión le había provocado heridas mortales y que falleció mientras la sacaba del edificio.
Natalia Yankovska y su pareja, Maksym Nedomov, murieron a consecuencia de las lesiones graves que les provocó la explosión. Los dos hijos pequeños de Natalia, de un matrimonio anterior, de 10 y 14 años, siguen hospitalizados, uno de ellos en estado crítico.
Otras víctimas que han muerto en el ataque contra el edificio residencial son Oleksander Sribny (47 años), Tetiana Nesterenko (64 años) y Vira Maksymenko (71 años).
“Los implacables bombardeos de las fuerzas armadas rusas contra zonas residenciales llenas de civiles, algunos durante la madrugada, sacuden la conciencia”, manifestó Donatella Rovera.
“¿Cuántos más civiles tienen que morir para que se imparta justicia y se haga rendir cuentas a los responsables de estos crímenes? Las fuerzas rusas responsables de estas violaciones graves del derecho internacional humanitario deben rendir cuentas por sus acciones, y las víctimas y sus familias deben recibir una reparación completa.”
Aquí encontrarán la documentación permanente de Amnistía Internacional sobre violaciones de derechos humanos y del derecho internacional humanitario cometidas durante la guerra en Ucrania.