Las imágenes de miles de personas congregándose pacíficamente en las principales ciudades de Tailandia han dado la vuelta al mundo, en la última ilustración de cómo las protestas impulsadas por jóvenes desafían la creciente represión.
Las personas que se manifiestan en Tailandia ya habían sido noticia por su uso del saludo de Los juegos del hambre (The Hunger Games), los memes de Harry Potter y el hámster de anime japonés Hamtaro.
Pero detrás de esta desenfadada diversión, el movimiento sigue creciendo, basado en peticiones de reformas políticas, y denunciando el hostigamiento que sufren las personas que critican al gobierno. La respuesta de las autoridades tailandesas ha sido intensificar su represión y hostigar aún más a manifestantes pacíficos. Los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica están consagrados en la Declaración Universal de Derechos Humanos, pero en Tailandia estos derechos son cada vez más atacados.
En las redes sociales, la etiqueta #WhatsHappeningInThailand se ha convertido en un espacio donde la gente comparte opiniones y material filmado en las calles. Pero, ¿qué ocurre realmente en Tailandia?
He aquí 10 cosas que hay que saber antes de actuar en apoyo de los derechos de quienes se manifiestan pacíficamente.
1. Es un movimiento impulsado por jóvenes. Niños y niñas de escuelas también alzan la voz
En todo el territorio de Tailandia tienen lugar protestas pacíficas de activistas —sobre todo jóvenes tailandeses— desde que comenzó el año, y las manifestaciones han cobrado impulso desde julio. Más de 10.000 personas participaron en las principales marchas en octubre, a pesar de la (efímera) prohibición de las reuniones de cinco o más personas en la capital, Bangkok.
Grupos de estudiantes universitarios y escolares de todo el país han organizado protestas y se han unido en gran número.
La organización Abogados Tailandeses por los Derechos Humanos informó de que agentes de policía habían entrado en algunos centros escolares para interrogar a niños y niñas y hacerles fotografías, en un intento de intimidarlos, hostigarlos y disuadirlos de participar en nuevas protestas. Las autoridades también han presionado a las universidades para impedir las protestas.
Estas tácticas de intimidación fueron denunciadas por UNICEF, la agencia de la ONU para la infancia, que recordó a las autoridades que los establecimientos escolares deben ser lugares seguros donde los niños y niñas “puedan expresar de forma constructiva sus opiniones”.
Personas de todas las edades salen ahora a las calles para mostrar su apoyo.
2. La sombra de represiones precedentes se cierne sobre estas protestas
Tailandia había sido ya escenario de protestas masivas impulsadas por jóvenes.
De hecho, las grandes manifestaciones del mes pasado se organizaron para conmemorar los horrendos homicidios de manifestantes estudiantiles cometidos el 14 de octubre de 1973, cuando las fuerzas armadas dispararon y mataron a decenas de estudiantes de la Universidad de Thammasat de Bangkok que participaban en manifestaciones contra el gobierno militar de la época. Otra manifestación conmemoraba una mortífera represión de la policía y grupos paramilitares contra estudiantes, también en la Universidad de Thammasat, el 6 de octubre de 1976.
Tras el último golpe de Estado militar en Tailandia, en mayo de 2014, los y las estudiantes desafiaron la prohibición oficial de toda manifestación pública llevando a cabo pequeñas protestas simbólicas por la democracia y los derechos humanos. Por ejemplo, se reunían en espacios públicos para comer sándwiches, celebrar lecturas unipersonales de la novela 1984, o hacer el saludo de los tres dedos de las películas de Los juegos del hambre.
Estos actos simbólicos valieron a muchos manifestantes estudiantiles reiteradas detenciones y procedimientos penales que se prolongaron durante años, incluso penas de prisión.Muchas de las personas que fueron objeto de estas acciones están de nuevo en primera línea de las protestas actuales, y una vez más se exponen a graves cargos.
3. Los juegos del hambre es sólo una de las muchas referencias de la cultura popular adoptadas por las personas que se manifiestan
La segunda película de Los juegos del hambre se estrenó en Tailandia en 2014 —el mismo año del golpe de Estado militar—, y el saludo de “los tres dedos” característico de la obra cinematográfica se convirtió en un símbolo de encuentro para las y los manifestantes estudiantiles. En las películas, el saludo es un signo de resistencia contra el régimen.
Las personas que se manifestaban establecían paralelismos entre el régimen autoritario ficticio que aparecía en la película y el gobierno militar establecido en Tailandia tras el golpe de Estado, el denominado Consejo Nacional para la Paz y el Orden, que utilizó los poderes de emergencia para imponer restricciones a los derechos humanos —incluidos los derechos a la libertad de expresión, de reunión pacífica y de asociación— durante años, muchas de la cuales continúan en vigor.
Las autoridades llegaron a detener a personas que hacían el saludo y cancelaron proyecciones de las películas de Los juegos del hambre.
Seis años después, el saludo de los tres dedos sigue siendo habitual entre las personas que se manifiestan.
4. Más allá del saludo de los tres dedos, las personas que se manifiestan plantean tres reivindicaciones
Aunque las protestas funcionan sin un líder o estructura únicos, las personas que salieron al principio a las calles de Tailandia coinciden en términos generales en tres reivindicaciones básicas:
- Disolver el Parlamento y convocar nuevas elecciones.
- Reformar la monarquía y revisar la Constitución redactada por las fuerzas armadas.
- Poner fin a la intimidación y el hostigamiento contra las personas que critican pacíficamente al gobierno.
También ha habido “contramanifestaciones”, presentadas como muestras de lealtad a la monarquía y cuyos participantes se oponen en términos generales a estas peticiones de reformas.
5. ¿Hámsters de historietas? Pueden decirnos algo sobre las severas leyes de Tailandia
Exhibir un muñeco de Hamtaro en una protesta multitudinaria puede parecer una excentricidad, pero estas acciones de calle son algo más que diversión desenfadada: muestran cómo los y las activistas han tenido que echar mano de su creatividad para contrarrestar la imprecisa redacción de las leyes sobre seguridad que se utilizan para castigar a las personas que critican a las autoridades, o que simplemente bromean sobre ellas.
Del mismo modo que Los juegos del hambre, las referencias a Hamtaro o Harry Potter son medios para que los y las manifestantes expongan sus puntos de vista sobre la reforma de la monarquía y la Constitución redactada por las fuerzas armadas.
6. El hostigamiento de un partido político popular entre las personas jóvenes fue el principal detonante de las protestas actuales
Aunque la oleada de protestas actual comenzó en febrero de 2020, puede decirse que las elecciones de 2019 fueron su catalizador. El año pasado, un nuevo partido político, Nuevo Futuro (Anakhot May), obtuvo un gran apoyo electoral entre las personas jóvenes, para quienes esos comicios eran los primeros en los que podían participar después del golpe de Estado militar de 2014.
Nuevo Futuro fue la tercera fuerza en número de escaños en el Parlamento, pero las autoridades lanzaron una ofensiva de causas judiciales y otros obstáculos con el fin de intimidar y hostigar a los miembros del partido y frenar de ese modo su capacidad de participar en el proceso político. El partido fue disuelto por el Tribunal Constitucional de Tailandia en febrero de 2020.
7. Las personas que participan en las manifestaciones se inspiran en Hong Kong
Existen varias semejanzas entre las protestas de Tailandia y las manifestaciones multitudinarias de Hong Kong en 2019. Además de estar impulsados por personas jóvenes, los dos movimientos se definen principalmente como “sin liderazgo”.
Si bien grupos como Movimiento Juventud Libre, Frente Unido de Thammasat y Manifestación, Malos Estudiantes, Somos Amigos y Seri Thoey han destacado en la agitación en Bangkok, las marchas son organizadas orgánicamente por manifestantes individuales, a menudo haciendo uso de aplicaciones como Telegram. Se trata de una táctica deliberada que dificulta el empeño de las autoridades de frenar el activismo actuando contra sus cabezas visibles.
Además, activistas de Tailandia y Hong Kong confluyen en la Alianza del Té con Leche, un floreciente movimiento de solidaridad online en el que también participan internautas de Taiwán.
8. En algunos casos, las personas que se manifiestan se exponen incluso a cadena perpetua
Las manifestaciones han puesto de relieve cómo las autoridades tailandesas tienen que permitir las protestas pacíficas y dejar de reprimir a sus detractores.
Sólo desde el 13 de octubre, varias decenas de personas han sido acusadas formalmente de presuntos delitos en relación con la intensificación de las protestas, y en algunos casos se les deniega la libertad bajo fianza durante varias semanas. En la mayoría de los casos, los cargos formulados contra estas personas se basan en leyes que se utilizan con frecuencia para silenciar e intimidar a la población. Se ha informado de que al menos 173 personas han sido detenidas o acusadas formalmente por participar en protestas desde que comenzó el año.
A menudo, las personas que protestan se enfrentan a múltiples cargos, lo que permite a las autoridades alargar los procedimientos de acoso judicial durante periodos prolongados. Por ejemplo, antes de que las autoridades detuvieran a Parit “Penguin” Chiawarak, el 14 de octubre, este activista se enfrentaba ya a unos 18 cargos por su presunta intervención en las recientes protestas públicas, entre ellas la petición de una investigación sobre el presunto secuestro de Wanchalearm Satsaksit, bloguero tailandés exiliado en Camboya que desapareció en ese país en junio.
Tres personas —Boonkueanoon “Francis” Paothong, estudiante universitario; Ekachai Hongkangwan, activista en favor de la democracia; y Suranat Paenprasert, activista del bienestar de la infancia— han sido acusados en virtud de la sección 110 del Código Penal de “tener intención de causar daño a la libertad de Su Majestad la Reina”, delito punible incluso con cadena perpetua.
Los tres participaron en una concentración de protesta en el trayecto de la comitiva real el 14 de octubre. Las autoridades no han explicado por qué se ha enjuiciado precisamente a estas tres personas entre la multitud que se había congregado, ni qué riesgo podían entrañar sus presuntas actividades.
9. Ningún lugar está a salvo de la intimidación, y menos aúnFacebook y Twitter
Las personas que expresan sus opiniones en las calles no son las únicas que son objeto de hostigamiento a través del sistema judicial tailandés. La actividad de las personas en las redes sociales también puede dar pie a la formulación de cargos al amparo de leyes imprecisas, táctica que surte un efecto inhibitorio en millones de usuarios y usuarias de las redes sociales en el país.
Este mismo año, Amnistía Internacional ha publicado su informe de investigación “They are always watching”, donde se muestra cómo las autoridades tailandesas enjuician a las personas que critican al gobierno y a la monarquía en las redes sociales, incluidos defensores y defensoras de los derechos humanos, activistas, políticos, profesionales de la abogacía e intelectuales.
Cada vez más, Facebook y Twitter son blanco de la desinformación y la censura del gobierno. En agosto, Facebook anunció que había accedido a los requerimientos del gobierno tailandés de censurar los contenidos políticos en sus plataformas. Un portavoz de Facebook afirmó en ese momento que la petición de las autoridades tailandesas “contraviene el derecho internacional de los derechos humanos”, y agregó que impugnarían la orden en los tribunales. Amnistía Internacional ha criticado a las autoridades tailandesas y a Facebook por su gestión de estas peticiones de censura.
Las autoridades han intentado impedir el uso de Telegram, una de las herramientas predilectas de quienes organizan las protestas. También han intentado cerrar las cuentas en medios sociales de destacados grupos de activistas —como el Movimiento Juventud Libre— haciendo uso de la represiva Ley de Delitos Informáticos.
10. En su respuesta, las autoridades tailandesas están socavando los derechos humanos
La intensificación de las protestas ha ido en paralelo a su represión por el gobierno. La dispersión por la policía de una protesta el 17 de octubre utilizando cañones de agua supuso una intensificación alarmante de la fuerza y vulneró normas internacionales.
El uso de cañones de agua y sustancias irritantes no sólo entraña un grave riesgo de causar lesiones, sino que el uso de colorantes es indiscriminado y podría dar lugar a actuación y detención arbitrarias contra manifestantes pacíficos, periodistas, o simplemente personas que residen en la zona que quedan marcadas por el color.
En el marco de una respuesta cada vez más excesiva a las manifestaciones pacíficas en octubre, se cerraron los servicios de transporte público de Bangkok para impedir las concentraciones de manifestantes, mientras que la emisora de televisión online Voice TV recibió amenazas de cierre por vulnerar presuntamente la Ley de Delitos Informáticos. En virtud del derecho internacional, estas medidas violan los derechos humanos a la libertad de expresión, reunión pacífica y asociación.
A mediados de octubre se recurrió a un segundo decreto de emergencia para prohibir las reuniones de cinco o más personas en Bangkok —que se sumó a las restricciones existentes a causa de la COVID-19— así como la publicación de noticias o de mensajes online “susceptibles de crear miedo”, afectar a la seguridad nacional o dañar la moral de la población. El decreto se anuló una semanas después, pero pocos manifestantes creen que la represión del gobierno acabará ahí.
El 30 de octubre, grupos locales de defensa de los derechos plantearon graves motivos de preocupación acerca de la manera en que la policía gestionó la detención de tres manifestantes, que tuvieron que ser hospitalizados: a dos de ellos se les aplicaron “técnicas de inmovilización por el cuello” y el tercero sufrió agotamiento.
¿Quieres actuar? Firma nuestra petición y pide a Tailandia que respete y proteja los derechos de las personas que protestan pacíficamente.