Imoleayo Michael estaba entre los jóvenes que salieron a protestar en la capital de Nigeria, Abuya, en octubre de 2020. Marchaban contra la violencia, la extorsión y los homicidios cometidos por la Unidad Especial Antirrobos, popularmente llamada SARS.
El joven programador informático promovió las protestas por Twitter y Facebook usando la etiqueta viral #EndSARS.
Dos semanas más tarde, la madrugada del 13 de noviembre, 20 hombres armados asaltaron el domicilio de Imoleayo. Rompieron el cristal de la ventana de su dormitorio, le apuntaron con un arma y le ordenaron que abriera la puerta principal. Una vez en el interior de la casa se apropiaron de sus teléfonos móviles y su ordenador, encerraron a su anciana madre, su esposa y su hijo de siete meses en una habitación con llave y cortaron el suministro eléctrico de las farolas que rodeaban la vivienda.
Se llevaron a Imoleayo a la jefatura central de los servicios de seguridad del Estado, donde lo tuvieron 41 días encerrado en un calabozo subterráneo sin acceso a abogado ni familiares. Mientras estuvo allí permaneció esposado, con los ojos vendados y encadenado a un armario metálico. Además lo obligaban a dormir directamente sobre el suelo. Sólo le daban gachas mezcladas con piedras para comer. Fue interrogado un total de cinco veces por agentes de seguridad.
Imoleayo contrajo neumonía y finalmente quedó en libertad bajo fianza en diciembre de 2020.
Se enfrenta a cargos falsos de "conspiración para alterar la paz pública" y "alteración de la paz pública".