Mujeres sin libertades
En Qatar, las mujeres siguen siendo discriminadas en la ley y en la práctica. Según la Ley de Familia, las mujeres no pueden casarse sin el permiso de un tutor masculino, mientras que los hombres pueden casarse sin dicho permiso y tener hasta cuatro esposas a la vez. Cuando una mujer se casa, la tutela pasa de su padre a su marido. De acuerdo a esta norma, las mujeres que no obedezcan a sus maridos durante el matrimonio pueden ser consideradas desobedientes, incluso si trabajan o viajan sin permiso o se niegan a mantener relaciones sexuales sin una “justificación”.
A su vez, las leyes siguen discriminando a las mujeres al dificultar su divorcio: las obliga a solicitar el divorcio ante los tribunales, mientras que permite a los hombres el derecho al divorcio unilateral, y concede a los padres la tutela legal de sus hijos, independientemente de que un tribunal haya ordenado que los niños vivan con su madre.
Además, las mujeres también se enfrentan a la discriminación en la herencia, en la que reciben la mitad de las partes que sus hermanos varones.
En este contexto, las mujeres tienen un margen muy limitado para defender y actuar por sus derechos en Qatar. Las personas que se manifiestan por los derechos de las mujeres, incluso a través de Internet, se enfrentan a la intimidación y el acoso de las autoridades gubernamentales o de la propia sociedad.
Para mostrar una de las caras de esta discriminación, Amnistía Internacional realizó una investigación a través de la cual reveló cómo las trabajadoras domésticas migrantes empleadas en Qatar se han visto empujadas hasta el límite de sus fuerzas por la sobrecarga extrema de trabajo, la falta de descanso y el trato abusivo y degradante. Algunas mujeres afirmaron haber sido víctimas de delitos graves tales como la agresión sexual.