Trabajadores migrantes explotados
Detrás del Mundial de Qatar 2022 están las historias de miles de trabajadores y trabajadoras migrantes que viajaron a ese país para construir estadios, hoteles, sistemas de transporte y prestar servicios necesarios para hacer posible el torneo. La mayoría de estas personas proviene de Bangladesh, India y Nepal, que dejaron atrás a sus familias para buscar trabajos. Padecieron condiciones laborales de un sistema profundamente explotador, que les negó su derecho fundamental a condiciones dignas de empleo y el acceso a una reparación justa.
Por ejemplo, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras que se esforzaron para hacer posible el Mundial han pagado ellos mismos tarifas de contratación exorbitantes e ilegales, y muy pocos fueron reembolsados. Otros miles fueron estafados por empleadores abusivos, obligados a trabajar demasiadas horas o sometidos a condiciones que equivalen a trabajo forzoso. Muchos incluso perdieron la vida por trabajar sin la protección adecuada en el calor extremo de Qatar. Sin embargo, sus muertes rara vez se investigan, y sus familias casi nunca son indemnizadas.
La magnitud de los abusos que se registran desde hace 12 años requiere reparación inmediata. En los últimos años y luego de numerosas críticas de organismos de derechos humanos, tanto Qatar como la FIFA han hecho algunos progresos. Sin embargo, la falta de aplicación de las reformas laborales de Qatar y el alcance reducido de los compromisos de la FIFA limitaron su impacto.
Al conceder el Mundial a Qatar sin condiciones para mejorar la protección laboral, y al no prevenir o mitigar adecuadamente los abusos, la FIFA contribuyó a un amplio abanico de injusticias laborales que eran predecibles y evitables. Aunque es demasiado tarde para borrar el sufrimiento de las personas explotadas, la FIFA y Qatar deben evitar que se produzcan nuevos abusos durante el transcurso del torneo y ofrecer reparación a quienes construyeron e hicieron posible el Mundial.