Teodora, joven madre de El Salvador, cumple 30 años de cárcel por “homicidio agravado” tras sufrir una emergencia obstétrica.
Como la mayoría de las niñas de Tanzania, Rahema nunca ha tenido la oportunidad de recibir educación sexual. Cuando se quedó embarazada a los 16 años, la consideraron una “mala influencia” y la obligaron a dejar la escuela.
En Nepal, Nirmala se casó a los 13 años con un hombre que la pegaba. A los 14 tuvo su primer hijo.
Teodora, Rahema y Nirmala son algunas de las millones de niñas y mujeres cuyos derechos sexuales y reproductivos son violados cada día.
Por eso los líderes del mundo se reunieron en la ONU en 2015 y prometieron dar acceso universal a la salud sexual y reproductiva y a los derechos reproductivos. Esto era parte de un ambicioso conjunto de 17 objetivos mundiales, denominados objetivos de desarrollo sostenible, para poner fin a la pobreza, combatir la desigualdad y abordar el cambio climático antes de 2030.
Para hacer realidad estos objetivos, hay que exigir a los gobiernos que se hagan responsables de sus compromisos con medidas enérgicas de rendición de cuentas en los ámbitos global y nacional.
Únete a nosotros para pedir a todos los Estados miembros de la ONU que sus audaces promesas en los objetivos de desarrollo sostenible conlleven unos planes sólidos para hacer el seguimiento de los avances y revisarlos, a fin de proteger los derechos humanos de todas las personas, especialmente los de las mujeres y niñas.
Para lograr sacar de la pobreza a miles de millones de personas, todos los gobiernos —desde los más ricos hasta los más pobres— deben rendir cuentas ante su ciudadanía y la comunidad global de sus compromisos en virtud de los objetivos de desarrollo sostenible de la ONU. Deben hacer que sus audaces promesas de “no dejar a nadie atrás” conlleven avances reales:
- proporcionando todo el espectro de servicios de atención, información y educación para la salud sexual y reproductiva —incluido el aborto sin riesgos y métodos de control de natalidad— a fin de que todas las mujeres y niñas puedan decidir sin coacciones sobre su sexualidad y sobre el número, el momento y el intervalo de los hijos;
- estableciendo unos objetivos claros de país a fin de medir los avances en la reducción de las muertes y lesiones maternas, y proporcionando todo el abanico de información y servicios sobre atención para la salud sexual y reproductiva, con especial hincapié en los grupos vulnerables;
- tomando medidas para eliminar el matrimonio temprano y forzado y otras prácticas nocivas, y para atajar la violencia y la discriminación por motivos de género;
- creando vías efectivas y significativas para hacer el seguimiento de los avances, incluso mediante revisiones nacionales realizadas al menos una vez cada cuatro años. Este proceso deberá abordar los motivos de preocupación de las partes afectadas, especialmente las comunidades marginadas y vulnerables, y corregir los reveses sobre la marcha;
- participando en evaluaciones globales, como el Foro Político de Alto Nivel y las revisiones de la ONU en materia de derechos humanos.
El trabajo de campaña en este tema se está llevando a cabo en asociación con el Centro de Derechos Reproductivos.