Homenaje a las mujeres haitianas que desafían la injusticia e impulsan el cambio en Haití y en el mundo – Amnistía Internacional Argentina | Defendemos los derechos humanos

Homenaje a las mujeres haitianas que desafían la injusticia e impulsan el cambio en Haití y en el mundo


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Por Shayane Dalencourt-Simon
becaria de trabajo de incidencia de Amnistía Internacional en Haití


#Haiti #FanmAyisien

En el marco de los 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, rendimos homenaje a la defensa que hacen las mujeres en Haití y a su papel fundamental en la diáspora. En un país sumido en una crisis persistente y con un legado colonial, y en un contexto de antinegritud y racismo antihaitiano en el extranjero, estas mujeres siguen luchando contra la corrupción sistémica, la impunidad, el sida, el VIH y la discriminación de género, a la vez que defienden los derechos de las mujeres, las niñas y las personas migrantes, el derecho a la ciudadanía y la seguridad económica para ellas y sus familias.

La espiral de violencia que ha vivido Haití en los últimos años ha llevado al despliegue de una Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad (MSSM), que ha proporcionado información limitada sobre sus procedimientos, estructura y mecanismos de rendición de cuentas por violaciones de derechos humanos. Teniendo en cuenta el preocupante historial de abusos e impunidad asociados a anteriores intervenciones multinacionales o extranjeras en Haití, incluida la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas, Amnistía Internacional insta a que se garanticen los derechos humanos, la transparencia y la participación efectiva de la sociedad civil y de los defensores y defensoras de los derechos humanos en cada paso del despliegue y posteriormente.

Así, Amnistía Internacional amplifica la visión y las reivindicaciones de 10 defensoras de los derechos humanos haitianas que trabajan en diferentes circunstancias, cuya experiencia es fundamental para garantizar que el cambio en Haití venga acompañado de la garantía de los derechos humanos para todas las personas.


La violencia generalizada afecta de manera desproporcionada a mujeres, niñas y menores, por lo que las organizaciones feministas y dirigidas por mujeres se convierten en actores esenciales, especialmente las que ofrecen refugio y protección en la primera línea de respuesta.

En cuanto a las personas migrantes y retornadas, Katia Bonté, que dirige la organización de derechos de las personas deportadas Groupe d’Appui aux Rapatries et Refugies (GARR), señala las responsabilidades de las autoridades:

“La [MSSM] es preocupante […] debido a la propagación del cólera proveniente de la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití, donde murieron 10.000 personas de ese país y las fuerzas de paz no fueron juzgadas en Haití para pedirles que rindieran cuentas… esencialmente, el gobierno haitiano necesita un documento con protocolos establecidos, responsabilidades y consecuencias por las malas acciones”.

Novia Augustin es fundadora y directora de Refuge des Femmes d’Haïti (Ref-Haiti), una organización que presta apoyo y defiende a mujeres marginadas, como trabajadoras sexuales, seropositivas y LGBTI mediante la gestión de un centro de acogida y la prestación de asistencia judicial y psicológica, planificación familiar y primeros auxilios a sobrevivientes de violación. Le preocupa el impacto de la MSSM en el trabajo por los derechos humanos de las organizaciones de la sociedad civil dirigidas por la comunidad, ya que es el trabajo de la sociedad civil el que desempeña la función del Estado. A los grupos les preocupa que la falta de rendición de cuentas pueda estar presente en la MSSM y se necesitan protecciones para garantizar que los grupos de la sociedad civil, especialmente los grupos de mujeres y feministas, sean parte de la solución y no se dependa excesivamente de ellos para la prevención y protección frente a las violaciones.
A los grupos les preocupa que la falta de rendición de cuentas pueda estar presente en la MSSM y se necesitan protecciones para garantizar que los grupos de la sociedad civil, especialmente los grupos de mujeres y feministas, sean parte de la solución y no se dependa excesivamente de ellos para la prevención y protección frente a las violaciones.

Novia Augustin, fundadora y directora de Ref-Haiti





En este momento, otros grupos como el suyo dicen que: “Es responsabilidad del gobierno haitiano colaborar con Kenia para prevenir las violaciones de derechos humanos, pero seguimos denunciando la violencia, haciendo trabajo de incidencia y ayudando a las víctimas”.

Pascale Solages es cofundadora y coordinadora general de Nègès Mawon, organización feminista con sede en Haití que lucha por los derechos y la libertad de las mujeres haitianas. La organización creó la «Sororidad»: un programa para prestar servicios multidimensionales a las sobrevivientes de violencia de género, que incluyen apoyo jurídico, económico, médico y psicológico. Pascal Solages tiene las cosas claras: “Las mujeres haitianas son protagonistas, líderes y sobrevivientes. No sólo víctimas de la violencia y migrantes que huyen de sus hogares”.
Las mujeres haitianas son protagonistas, líderes y sobrevivientes. No sólo víctimas de la violencia y migrantes que huyen de sus hogares.

Pascale Solages, cofundadora y coordinadora general de Nègès Mawon





Nadine Louis, directora ejecutiva de Fondation TOYA, organización que forma a niñas para que se conviertan en lideresas, apoyando sus proyectos y valorando sus iniciativas comunitarias, también señala que:

“[e]l mayor obstáculo para avanzar en [mi] trabajo en Haití es la impunidad crónica avalada por el sistema judicial […]. Se necesita un enfoque integral para apoyar a las víctimas de violencia sexual. Las autoridades deben asumir su responsabilidad […] movilizando a profesionales con deber ético, como abogados y abogadas, juzgando a los agresores y protegiendo a quienes presentan denuncias”.

La garantía de los derechos humanos y la emancipación deben llegar a todas las mujeres. Régine M. T. Zéphirin Diègue, coordinadora general del Mouvement pour l’Intégration et l’Émancipation des Femmes Handicapées (MIEFH), es usuaria de silla de ruedas y trabaja con mujeres con discapacidad para hacer frente a las políticas y prácticas capacitistas. Regine afirma que:

“Las mujeres con discapacidad de Haití se enfrentan a numerosos retos agravados por las crisis sociopolíticas y la proliferación de bandas armadas, que provocan desplazamientos masivos, mayor vulnerabilidad económica y falta de inclusión social y accesibilidad. El MIEFH trata de paliar estas dificultades reforzando las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil y promoviendo iniciativas de inclusión social”.
Las mujeres con discapacidad de Haití se enfrentan a numerosos retos agravados por las crisis sociopolíticas. […] El MIEFH trata de paliar estas dificultades reforzando las capacidades de las organizaciones de la sociedad civil y promoviendo iniciativas de inclusión social.

Regine, coordinadora general del MIEFH





En la misma línea, Hetera Estimphil, presidenta de la organización KOURAJ, la primera organización de Haití basada en los derechos de las personas LGBTQIA+ que lucha contra la violencia de género y la discriminación, se refiere a los impactos diferenciados de la violencia generalizada. El impacto de la inseguridad no discrimina, ya que:

“Se es víctima dos veces debido a la marginalidad de una persona y a su falta de acceso a la educación, y esto se agrava debido a la falta de un gobierno que funcione. Creo que el cambio se producirá cuando se resuelva la cuestión de la seguridad, como acabar con el tráfico de armas, la asistencia técnica a la Policía Nacional de Haití y el equipamiento”.

Los defensores y defensoras de los derechos humanos señalan que la garantía de los derechos empieza y no termina con poner freno a la violencia, ya que hay varios factores sociales, económicos, culturales y políticos que abordar para garantizar una vida libre de violencias. Con esta intención, Daphné Valmond Bourgoin creó Tisaksuk, una empresa de promoción y venta de productos “Made in Haiti”. Daphné es directora ejecutiva de Atelier Tisaksuk, una organización de formación y creación de empleo para personas haitianas, y participa como activista contra la corrupción en Nou Pap Domi, una de las organizaciones que encabezaron en 2018 el movimiento “KotKobPetwoKaribe” contra la corrupción. Junto con Pascale Solages, de Nègès Mawon, proporciona a las mujeres que han sobrevivido a la violencia una casa segura y formación laboral.

“A pesar de los retos y riesgos, mi activismo está impulsado por un compromiso con la justicia y el cambio en Haití. La corrupción y la impunidad han frustrado las oportunidades, pero la capacitación de las personas, especialmente de jóvenes y mujeres, puede desencadenar el cambio necesario. La población haitiana debe prosperar en su país, no sólo sobrevivir”.
A pesar de los retos y riesgos, mi activismo está impulsado por un compromiso con la justicia y el cambio en Haití. La corrupción y la impunidad han frustrado las oportunidades, pero la capacitación de las personas, especialmente de jóvenes y mujeres, puede desencadenar el cambio necesario. La población haitiana debe prosperar en su país, no sólo sobrevivir.

Daphné Valmond, directora de Tisaksuk y activista con Nou Pap Domi





Mutchi Obas, directora ejecutiva de Zantray Fanm Kreyol (ZAFAK), organización feminista que lucha por la emancipación socioeconómica y política de las mujeres haitianas, y que trabaja con mujeres y niños y niñas afectados por la violencia, afirma: “Las mujeres no sólo están limitadas en la esfera pública, sino que también se ven privadas de la propiedad sobre sus cuerpos, como ocurre en [el caso del] aborto, ya sea por violación, incesto o motivos personales. Pero debemos construir leyes sobre la inclusión, ya que la mayoría de las leyes se construyen sobre la exclusión y la discriminación de las mujeres”. Mutchi regresó a Haití después de la universidad y, como sobreviviente de abusos, abrió su propia clínica de salud mental y bienestar holístico.

Del mismo modo, Nathalie Vilgrain, cofundadora de Marijàn, una organización feminista y política que ofrece servicios integrales a niñas afectadas por la violencia de género, programas de educación en equidad de género y aboga por la legalización del aborto, añade:

“Por desgracia, las mujeres son las más perjudicadas [por la inestabilidad en Haití], y ven cómo sus derechos se menoscaban a diario. La comunidad internacional debe prestar atención a las feministas y a las activistas de derechos humanos haitianas, poniendo sus voces en el centro de los debates. Hay que encontrar una solución haitiana para una crisis haitiana, porque las soluciones impuestas nunca han funcionado”.
Por desgracia, las mujeres son las más perjudicadas [por la inestabilidad en Haití], y ven cómo sus derechos se menoscaban a diario. La comunidad internacional debe prestar atención a las feministas y a las activistas de derechos humanos haitianas, poniendo sus voces en el centro de los debates.

Nathalie Vilgrain, cofundadora de Marijàn





Por su parte, Carine Jocelyn puso en marcha la organización Haitian Women’s Collective (HWC) una red de 20 entidades locales asociadas, dirigidas principalmente por mujeres haitianas, que ofrece educación, servicios a la juventud, compromiso cívico, formación de liderazgo para niñas, salud sexual y reproductiva y desarrollo económico. Con respecto a la MSSM, Carine destaca lo siguiente:

“Es necesario que exista un mecanismo de denuncia confidencial y que se incluya a la sociedad civil, se rehabilite a los miembros de las bandas juveniles y se creen centros comunitarios de apoyo a las mujeres y niñas víctimas de la violencia. Con todo, Estados Unidos tiene poder para detener el tráfico de armas, apoyar los objetivos de localización para el desarrollo en Haití e impugnar las políticas antirracistas en general”.

En estos 16 Días de Activismo contra la Violencia de Género, Amnistía Internacional reconoce esta labor fundamental y el legado de estas defensoras de los derechos humanos haitianas y refuerza su llamamiento a que cualquier solución duradera para la crisis en el país debe ser liderada por personas haitianas, con la participación efectiva de defensores, defensoras y organizaciones de derechos humanos feministas.

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