La masacre de al menos 1.089 personas perpetrada la semana pasada subraya la imperiosa necesidad de que las fuerzas de seguridad egipcias acaten las normas internacionales sobre el uso de la fuerza y las armas de fuego, ha afirmado Amnistía Internacional.
El 16 de agosto, en el episodio más sangriento desde las operaciones de la semana pasada para disolver las sentadas en favor de Morsi, 97 personas fueron asesinadas en El Cairo cuando las protestas de partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi que culminaban en torno a la plaza de Ramsis enseguida degeneraron en violencia. Entre los muertos o heridos había un niño de sólo siete años de edad y varios adolescentes.
“Las fuerzas de seguridad no tomaron el control de la situación ni respondieron a la violencia empleada contra ellas de maneras responsables y moderadas para reducir al mínimo la pérdida de vidas. Muchos transeúntes perdieron también la vida”, dijo Amnistía Internacional.
“La presencia de individuos armados entre los manifestantes no autoriza a las fuerzas de seguridad a disparar al azar. Las autoridades egipcias deben dejar claro que no se tolerará el uso irresponsable de la fuerza y las armas de fuego. Las fuerzas de seguridad deben proteger a todos los egipcios de la violencia sin tener en cuenta su filiación política".
“En cuanto a los manifestantes que usan armas de fuego, no están por encima de la ley. Toda persona que cometa homicidios debe responder penalmente de ellos.”
De acuerdo con los testimonios reunidos por Amnistía Internacional, algunos seguidores de Morsi iban fuertemente armados y usaron munición real contra la policía y contra residentes locales que se habían puesto de parte de las fuerzas de seguridad. Pero también hubo transeúntes y manifestantes pacíficos que perdieron la vida en el caos desatado.
A los simpatizantes de Morsi, sospechosos de haber empleado munición real o de otros actos de violencia sólo se los debe acusar de delitos comunes reconocibles internacionalmente y procesar ante un tribunal civil con todas las garantías de un juicio justo.
La organización ha pedido una investigación urgente, imparcial e independiente sobre la violencia. Los investigadores visitaron varios hospitales –entre ellos el Hospital Policial de Agouza–, el depósito municipal de cadáveres y la comisaría de policía de Azbakiya para entrevistar a manifestantes heridos, agentes de seguridad y residentes locales y recopilar testimonios.
El número de víctimas fue superior en las inmediaciones de la plaza de Ramsis, epicentro de los últimos enfrentamientos. También hubo estallidos de violencia en los barrios de Ghamra, Shubra, y Giza de Gran Cairo (zona metropolitana de El Cairo).
El 16 de agosto, varias marchas en favor de Morsi que pretendían sumarse a la protesta principal en la plaza de Ramsis desembocaron en enfrentamientos violentos entre manifestantes y residentes locales que intentaban evitar que los manifestantes entraran en sus barrios. Entre las víctimas hubo seguidores de Morsi, residentes locales y miembros de las fuerzas de seguridad.
Los investigadores de Amnistía Internacional vieron además cómo un niño de entre 7 y 10 años de edad con una herida de bala era ingresado a toda prisa en el hospital de Bula al Dakrour. Murió unos cinco minutos más tarde.
Hubo feroces combates durante horas en torno a la comisaría de policía de Azbakiya, donde las refriegas entre simpatizantes de Morsi y residentes locales dieron paso a intensos enfrentamientos armados entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad, apoyadas por residentes locales. Posteriormente el edificio fue acribillado a balazos. Se documentaron víctimas mortales en ambos bandos, la mayoría por herida de bala.
El jefe de la comisaría de policía, general de brigada Imad Fawzi, contó a Amnistía Internacional que dos miembros de las fuerzas de seguridad de menor rango habían muerto. Treinta más resultaron heridos a causa de la violencia.
Los enfrentamientos que empezaron poco después de la oración del viernes cerca de la mezquita de Fath se agravaron cuando la marcha de simpatizantes de Morsi llegó al Puente del 6 de Octubre con la intención de sumarse a la protesta principal en la plaza de Ramsis. Algunos entre los propios manifestantes afines a Morsi se vieron atrapados bajo los disparos provenientes de ambos bandos enfrentados. Los disparos que llegaban tanto del barrio de Bula abu al Ila, lugar de enfrentamientos con residentes locales, como de la comisaría de policía de Azbakia y del Puente del 6 de Octubre llevaron a varios manifestantes atrapados a saltar desde el puente.
“Las fuerzas de seguridad deben aplicar una estrategia acorde con las normas internacionales que les permita tomar el control de la situación sin causar un baño de sangre”.
“Los homicidios ilegítimos y el uso excesivo de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad deben ser investigados con carácter prioritario. Si no hay rendición de cuentas, el derramamiento de sangre continuará sin remedio en Egipto”, concluyó Amnistía Internacional
Información general
Desglose de las víctimas mortales
Al menos 483 personas perdieron la vida en El Cairo cuando las fuerzas de seguridad disolvieron a la fuerza las sentadas de simpatizantes de Morsi el 14 de agosto; 9 de ellas eran miembros de las fuerzas de seguridad. El principal depósito de cadáveres de El Cairo, en Zeinhum, realizó 288 autopsias de cadáveres de víctimas mortales de la operación para disolver la sentada de Rabaa al Adawiya. Siete correspondían a miembros de las fuerzas de seguridad. Otros 173 cadáveres, conservados en la Mezquita del Imán, convertida en depósito improvisado, fueron examinados aparte por funcionarios del Ministerio de Salud.
Según fuentes oficiales, otras 22 personas murieron como consecuencia de la operación para dispersar la sentada de Nahda el 14 de agosto; dos de ellas eran miembros de las fuerzas de seguridad.
Otras 252 personas resultaron muertas en el Gran Cairo entre los días 14 y 18 de agosto, incluidos 20 miembros de las fuerzas de seguridad. De ellos, 17 perdieron la vida cuando la comisaría de policía de Kerdassa fue atacada con una granada propulsada por cohete, entre otras armas.
Otras 341 personas murieron en todo el país entre el 14 y el 18 de agosto en las gobernaciones de Alejandría, Mynia, Beni Suef, Ismailiya, Suez, Souhag, Doumiat y Mansoura. Según funcionarios de la morgue, todas las víctimas salvo dos o tres habían muerto a causa de disparos.
El 19 de agosto se realizaron las autopsias de 37 cadáveres de detenidos que habían muerto en circunstancias poco claras durante su traslado a la prisión de Abu Zaabal. Según funcionarios del depósito, la causa de la muerte había sido la asfixia causada por el gas lacrimógeno de los botes disparados al interior del vehículo que los transportaba.
Los enfrentamientos de Ramsis
Los enfrentamientos empezaron al poco de terminar la oración del viernes en la mezquita cercana de Fath. La violencia se desató cuando los simpatizantes de Morsi se aproximaron a la comisaría de policía de Azbakiya y unos hombres vestidos de civil, supuestos residentes locales, se interpusieron en su camino para “proteger” la comisaría. Los lanzamientos de piedras y bengalas enseguida dieron paso a los disparos con munición real. Parece ser que al principio las fuerzas de seguridad estuvieron detrás, disparando gas lacrimógeno y munición real contra la muchedumbre de simpatizantes de Morsi a medida que se intensificaban los enfrentamientos. Se efectuaron disparos desde las cuatro plantas de la comisaría de policía y también desde el tejado. Llegaron refuerzos de seguridad, incluidos tres furgones policiales que estaban aparcados en el Puente del 6 de Octubre, así como miembros de las Fuerzas de Seguridad Central, la policía antidisturbios. Al menos había un vehículo blindado de la policía aparcado en la calle Al Galaa, cerca de la comisaría de policía, y también helicópteros sobrevolando los enfrentamientos.
Hubo feroces combates durante horas en torno a la comisaría de policía de Azbakiya, donde las refriegas entre simpatizantes de Morsi y residentes locales enseguida dieron paso a intensos tiroteos entre los manifestantes y las fuerzas de seguridad. Se documentaron víctimas en ambos bandos; la mayoría murieron o resultaron heridas por disparos.
También estallaron enfrentamientos entre simpatizantes de Morsi y residentes locales en las inmediaciones de la mezquita de Fath, incluidas la calle Kolot Bek y la zona de Fagana. Un testigo contó a Amnistía Internacional que los enfrentamientos habían empezado al poco tiempo de concluir la oración y que había visto cómo seguidores de Morsi arrastraban a un hombre al que habían disparado hacia la mezquita de Fath. Durante horas continuaron los enfrentamientos armados en las calles, y los simpatizantes de Morsi prendieron fuego a varios comercios de la calle Kolot Bek.
Hacia las nueve de la noche, con la llegada de refuerzos de seguridad, los seguidores de Morsi se vieron obligados a retroceder hacia la mezquita de Fath. Los propios manifestantes se vieron asediados por airados residentes y efectivos de seguridad. Los combates prosiguieron de manera intermitente; hubo informes de disparos realizados desde el tejado de la mezquita, y las fuerzas de seguridad dispararon botes de gas lacrimógeno al interior. Según fuentes médicas, Heba Abdelfatah murió por asfixia en el interior de la mezquita.
Pueden seguir la información en el Twitter de la enviada de Amnistía Internacional, Sara Hashash desde #ElCairo.
Su perfil: http://twitter.com/sarahashash