Personal de investigación de Amnistía comparte sus mayores motivos de preocupación en materia de derechos humanos en 2023-2024 – Amnistía Internacional Argentina | Defendemos los derechos humanos

Personal de investigación de Amnistía comparte sus mayores motivos de preocupación en materia de derechos humanos en 2023-2024


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El informe La situación de los derechos humanos en el mundo de Amnistía Internacional ofrece un análisis de los derechos humanos en 155 países. En 2023 se intensificaron los conflictos y se llegó a un punto cercano al colapso del derecho internacional.

Gobiernos poderosos arrastran a la humanidad a una era carente de Estado de derecho internacional y efectivo, en la que la población civil en situaciones de conflicto está pagando el precio más alto y los rápidos cambios en la inteligencia artificial han abonado el terreno para la discriminación, el racismo y la división.

Presentamos a varios miembros del personal investigador que trabajan en primera línea de estas cuestiones acuciantes de derechos humanos.


Abdullahi Hassan


Investigador sobre conflictos en Somalia y Sudán, Oficina Regional para el África Oriental y Austral


Abdullahi Hassan es un abogado y defensor de los derechos humanos keniano. Trabaja con Amnistía Internacional desde 2018 y ha llevado a cabo investigaciones complejas sobre distintos temas de derechos humanos, como los crímenes de guerra en Sudán y Somalia, las violaciones de la libertad de expresión y los efectos de la COVID-19 en el sistema de atención de la salud de Somalia.

¿Cuál fue el acontecimiento más destacado en África Oriental y Austral en 2023 y por qué?


Hubo muchas situaciones complicadas, pero la que más me llamó la atención fue el estallido del conflicto en gran escala en Sudán.

Este conflicto ha tenido efectos devastadores en la población civil: 12.000 personas fueron asesinadas en 2023 y más de 8 millones se vieron desplazadas, cifra que convierte a Sudán en la mayor crisis de desplazamiento interno del mundo.

En marzo de 2024, más de 2,9 millones de niños y niñas padecían malnutrición aguda en Sudán y 729.000 niños y niñas menores de 5 años sufrían malnutrición aguda grave. Todo el país está ahora al borde del colapso.

¿Cómo te sentiste al trabajar en estos temas?


Me siento totalmente consternado por los acontecimientos terribles que están teniendo lugar en Sudán. Cientos de personas de Sudán a las que entrevisté me contaron historias devastadoras sobre cómo se truncaron sus sueños.

Sinceramente, ha sido agotador seguir la pista de todas las violaciones de derechos humanos y los abusos que se han cometido en Sudan en 2023. La población de Sudán merece algo mejor.

¿En qué consiste tu trabajo?


Mi trabajo abarca sobre todo investigar los abusos y violaciones de derechos humanos relacionados con los conflictos, entre otros, en Sudán y Somalia. Hago seguimiento, documento e informo sobre estos abusos para Amnistía Internacional.

También realizo trabajo de incidencia con distintos actores, como gobiernos y organismos regionales e internacionales como la ONU y la Unión Africana.

¿Puedes compartir una anécdota personal de un momento especialmente emotivo en 2023?


Hubo muchas. Un momento que se me quedó grabado fue la entrevista a una mujer de Darfur Occidental en un campo para personas refugiadas en el este de Chad. Me contó que habían matado a tiros a su esposo y sus cuatro cuñados en su presencia. Tenía un bebé en el regazo. Era evidente que estaba débil y traumatizada y no dejó de sollozar durante toda la entrevista. Decía que le habían destrozado la vida.

¿Cuáles son algunas de las otras cuestiones de derechos humanos más acuciantes en la región?


En nuestra región hay muchos desafíos de derechos humanos. Por ejemplo, la supresión del espacio de la sociedad civil, las desigualdades, los efectos devastadores del cambio climático y las violaciones de derechos humanos relacionadas con los conflictos. En seis países de nuestra región hay conflictos activos o de larga duración que causan sufrimientos generalizados a la población civil y crisis de desplazamiento.

¿Por qué la gente debe seguir apoyando a Amnistía Internacional y su trabajo?


Amnistía Internacional es una organización que se toma la injusticia como algo personal. Cientos de sus empleados y empleadas, entre los que me cuento, trabajan arduamente, día y noche, para documentar y denunciar violaciones de derechos humanos en circunstancias muy difíciles. Estos datos se usan después para defender a las víctimas de abusos, influir en quienes deciden las políticas y animar a los actores nocivos a cambiar su manera de actuar.

En un mundo en el que cada vez vemos más horrores inimaginables derivados de desastres causados por el ser humano sin que nadie rinda cuentas, es más importante que nunca apoyar la labor de Amnistía Internacional.

¿Cuáles son tus esperanzas para el futuro?


Como defensor optimista de los derechos humanos,espero ver un mundo sin violaciones de derechos humanos. En los lugares donde hay conflictos en curso, espero que hayajusticia para víctimas y supervivientes de abusos y violaciones de derechos humanos y que los responsables rindan cuentas.

Budour Hassan


Investigadora, Oficina Regional para Oriente Medio y el Norte de África

Budour Hassan es investigadora de Amnistía Internacional sobre Israel y los Territorios Palestinos Ocupados. Antes de incorporarse a Amnistía Internacional, trabajó como investigadora jurídica y responsable de trabajo de incidencia en el Centro de Asistencia Jurídica y Derechos Humanos de Jerusalén .

¿Cuál fue el acontecimiento más destacado en la región en 2023 y por qué?


Ha sido un año de terremotos en la región, empezando por Siria y Turquía y, después, Libia. Pero quizá el mayor terremoto es lo que hemos visto en Gaza.

En toda la región de Oriente Medio y el Norte de África ha habido represión de la libertad de expresión, de asociación y de reunión. Ha habido huelgas de hambre de personas detenidas. Ha habido mucha tortura.

¿Cómo te sentiste al trabajar en estos temas?


Resulta muy difícil encontrar incluso algún atisbo de positividad. Ha sido casi siempre difícil aunque, como personas que investigamos sobre los derechos humanos y los defendemos, intentamos encontrar la esperanza a través de cualquier elemento positivo que nuestro trabajo pueda aportar. Al menos la sensibilización, el hecho de que algunas de nuestras pruebas puedan usarse para impulsar, por ejemplo, embargos de armas y rendición de cuentas y justicia, es lo que imprime valor a nuestro trabajo.

Para mí, la parte más difícil como investigadora ha sido documentar las atrocidades y los crímenes de guerra cometidos en Gaza. Hablar con personas sobre el terreno para documentar los ataques aéreos israelíes y sus secuelas, hablar con víctimas y supervivientes.

¿En qué consiste tu trabajo?


Quienes investigamos, entrevistamos a testigos, supervivientes y víctimas. Y después verificamos estos testimonios con las pruebas visuales y otros tipos de datos que tenemos. Analizamos las imágenes de satélite de los ataques, examinamos en su integridad los datos oficiales y las versiones oficiales, desde todos los puntos de vista posibles, con la esperanza de determinar si se ha cometido una violación del derecho internacional.

También trabajamos documentando los traslados forzosos (la reubicación forzosa de poblaciones civiles). Esta labor se basa en entrevistas con las víctimas para recabar testimonios y en la recopilación de lo que los presuntos responsables dicen, en trabajar sobre el terreno y visitar comunidades desplazadas y comunidades en situación de riesgo.

¿Puedes compartir una anécdota personal de un momento especialmente emotivo en 2023?


Estaba hablando por teléfono con un padre que había perdido a toda su familia en Gaza, y repetía los nombres de los hijos a los que habían matado. Estaba muy tranquilo, muy sereno.

A mí me impresionaba oír la cadencia y el tono de su voz. Y de pronto oyó una voz que lo llamaba, se disculpó y dijo: “Lo siento, tengo que irme. Porque me dicen que han encontrado el pañuelo de mi hija pequeña.” Esa prenda era lo único que quedaba de ella después de que una bomba hubiera destrozado y desmembrado todo su cuerpo.

Y pensar que, como investigadores, tenemos la responsabilidad de compartir el testimonio de este padre, tan desconsolado. Y que este padre, a pesar de todo, a pesar de su dolor, dedicó tiempo a hablar con nosotros. A pesar de que es probable que apenas le quedara batería, a pesar de haberlo perdido todo, nos impuso la enorme responsabilidad de ser fieles a estas historias, de esforzarnos al máximo para obtener justicia y rendición de cuentas para ellos.

¿Cuáles son algunas de las otras cuestiones de derechos humanos más acuciantes en la región?


En primer lugar, las cuestiones relativas a las violaciones del derecho internacional humanitario, los homicidios ilegítimos, los bombardeos aéreos y los ataques indiscriminados, la detención arbitraria, la tortura y otros malos tratos de personas detenidas. La población palestina en Gaza corre el riesgo de sufrir un genocidio.

En toda la región está presente la cuestión de las violaciones sistemáticas de la libertad de expresión, de asociación y de reunión, la falta de respeto de los derechos básicos de las personas, incluido el derecho al debido proceso y a un juicio con las debidas garantías. Lamentablemente, estas cuestiones han estado presentes en todos los países de la región.

¿Por qué la gente debe seguir apoyando a Amnistía Internacional y su trabajo?


La razón por la que documentamos las violaciones de derechos humanos es usar la documentación como prueba para obtener justicia: para usarla ante un tribunal de justicia, para presionar a las autoridades a cambiar su forma de actuar, para movilizar a quienes protestan, o para movilizar al movimiento de Amnistía Internacional.

Cuando vemos que los tribunales citan a Amnistía Internacional en sus sentencias, por ejemplo para poner fin a las ventas de armas, eso demuestra la importancia de este trabajo.

¿Cuáles son tus esperanzas para el futuro?


Personalmente, mi mayor esperanza es que un día vivamos en una región en la que ninguna persona sea arrestada o detenida arbitrariamente por la expresión libre y pacífica de sus opiniones. Que en las prisiones no haya tortura. Que en las prisiones no haya personas privadas de libertad por motivos políticos o por sus opiniones.

Y, por supuesto, como hemos dicho tantas veces, que haya justicia para las víctimas. Un enfoque orientado a las víctimas en el que haya rendición de cuentas, en el que los responsables rindan cuentas en juicios con garantías. Esta es la esperanza que alimenta nuestro trabajo.

Mher Hakobyan


Asesor de trabajo de incidencia sobre la regulación de la inteligencia artificial, Amnesty Tech

Mher Hakobyan es asesor de trabajo de incidencia sobre la regulación de la inteligencia artificial en el Laboratorio de Rendición de Cuentas sobre el Uso de Algoritmos (AAL, por sus siglas en inglés) del Programa de Amnesty Tech. Se incorporó a Amnistía Internacional hace aproximadamente un año y medio para realizar trabajo de incidencia en relación con el histórico Reglamento de la Unión Europea (UE) sobre la inteligencia artificial (Ley de Inteligencia Artificial). Esta labor forma parte de una iniciativa de la sociedad civil para garantizar una regulación de la inteligencia artificial basada en los derechos humanos que ponga muy alto el listón para las iniciativas de regulación en todo el mundo.

¿Cuál fue el acontecimiento más destacado en esta área de trabajo y por qué?


Después de años de negociaciones entre UE y sus Estados miembros, el Parlamento Europeo aprobó el Reglamento de la UE sobre la inteligencia artificial, la denominada Ley de Inteligencia Artificial.

Esta ley se considera la primera legislación integral del mundo sobre inteligencia artificial, y abordará el desarrollo y utilización de las tecnologías en un amplio espectro de ámbitos, desde la educación hasta la vivienda, la labor policial y el control migratorio, entre otras cosas.

Repercutirá en muchos derechos esenciales para las personas, como los derechos de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo y el derecho a no sufrir discriminación, a la privacidad, a la protesta pacífica, o a protección social, entre muchos otros derechos.

¿Cómo te sentiste al trabajar en estos temas?


Los últimos tres años de trabajo sobre la ley de la Unión Europea han sido en cierto modo un carrusel de emociones. Comenzaron con la frustración de no ver la insuficiente protección de los derechos humanos en el primer borrador de la ley. Después hubo un destello de esperanza en la postura más ambiciosa del Parlamento Europeo.

Pero este periodo terminó en una gran decepción al suavizarse y debilitarse sobremanera el contenido del texto definitivo de la Ley acordado entre los Estados miembros y la UE en lo relativo a la protección de los derechos humanos. Esta evolución se debió en gran medida a la presión de los Estados miembros de la UE al objeto de modificar protecciones fundamentales para las personas y permitir una discrecionalidad desproporcionada a las empresas tecnológicas y un poder casi ilimitado a los organismos encargados de hacer cumplir la ley y otras instituciones estatales.

Así pues, ha sido un año ciertamente difícil, pero también ha sido muy estimulante trabajar junto con la brillante coalición de la sociedad civil y con muchas personas entregadas que luchan por un futuro mejor en Europa y en otros lugares.

¿En qué consiste tu trabajo?


Como asesor de incidencia en Amnistía Internacional, me he encargado de comunicar nuestras posturas de política a los negociadores durante este proceso y esencialmente convencerlos de que los derechos humanos deben ser la prioridad absoluta en el texto de la ley.

¿Puedes compartir una anécdota personal de un momento especialmente emotivo en 2023?


Creo que uno de mis recuerdos más impactantes, pero también más preocupantes, de los últimos años ha sido ver cómo algunos representantes de Estados miembros sostienen que la Ley de Inteligencia Artificial limitaría la capacidad de los organismos encargados de hacer cumplir la ley para luchar contra la delincuencia. En su opinión, los actores delictivos que usen las nuevas tecnologías no están limitados por el texto de la ley. En cambio, a su juicio, las salvaguardias fundamentales en materia de derechos humanos de esta ley limitarían la capacidad de hacer cumplirla.

Esta tipo de pensamiento peligroso desembocó en el debilitamiento de las protecciones esenciales para los derechos humanos y a conceder un poder ilimitado a las autoridades encargadas de hacer cumplir la ley, de seguridad nacional y de migración.

¿Cuáles son las otras cuestiones de derechos humanos más acuciantes en tu área de trabajo?


Creo que en los próximos años el desafío será hacer que las autoridades y las empresas privadas rindan cuentas mientras siguen usando tecnologías de inteligencia artificial, en gran medida sin transparencia y escrutinio públicos.

Lamentablemente, sabemos que los riesgos para los derechos humanos son mayores que nunca en el caso de las personas migrantes, refugiadas y solicitantes de asilo, las personas racializadas y demás personas marginadas, porque la inteligencia artificial puede agravar la discriminación, la exclusión y los abusos en gran escala y, desde luego, crear nuevos riesgos. La falta de transparencia hará muy difícil, si no imposible, saber dónde se producen los daños y hacer que los responsables rindan cuentas.

¿Cuáles son tus esperanzas para el futuro?


Mi esperanza para los próximos años es que la gente nos apoye para que las empresas y las autoridades públicas rindan cuentas.

Y en cuanto refiere a los países no pertenecientes a la Unión Europea, espero que no repitan los errores de la UE cuando legislen sobre inteligencia artificial. Espero que pongan en primer plano a las personas y a sus derechos e intereses y no sucumban a la presión del cabildeo empresarial y a su propio deseo de poder.

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