En Cartagena de Indias, Colombia, Stephanie cuenta como su vida en Caracas era “una lucha para sobrevivir”. Jesús, de 27 años, huyó a Perú por que si se quedaba lo “mataba el SIDA” a causa de la falta de medicinas en el país. Daniel, de 28 huyó de Venezuela a Perú, para poder dejar atrás el “ miedo constante” con el que vivía a diario. En Buenos Aires, José Luís, profesor de 51 años, sólo quiere poder sacar a sus hijos de Venezuela y darles una mejor vida.

Son violaciones masivas de derechos humanos a la vida, a la salud y a la libertad que afectan a la sociedad en su conjunto. Más de 3.7 millones de personas han tenido que salir del país huyendo de esta realidad, buscando sobrevivir en el presente y construir un futuro.

Los Estados que reciben a la mayoría de las personas que huyen de Venezuela tienen la obligación de proteger sus derechos humanos. No pueden dar un paso atrás. Deben denunciar la dramática situación que obliga a millones a huir, y garantizar que estas personas tengan acceso y protección en sus países.