ESCRITOR SE ENFRENTA A 10 AÑOS DE PRISIÓN POR UN RELATO
Shakthika Sathkumara, galardonado escritor srilankés, fue detenido el 1 de abril de 2019 por escribir un relato breve y compartirlo en su perfil de Facebook. El relato era una historia ficticia sobre la vida en un templo budista, en la que, al parecer, se insinuaban abusos sexuales a menores. Si es declarado culpable, el escritor podría ser condenado hasta a 10 años de prisión, pues los cargos contra él se han formulado en aplicación de la sección 3.1 de la Ley sobre el PIDCP y el artículo 291.B del Código Penal de Sri Lanka, relativo a la difusión de odio y la incitación a la violencia racial y religiosa. Detenido por ejercer pacíficamente su derecho a la libertad de expresión, Shakthika Sathkumara es preso de conciencia y debe ser puesto en libertad de inmediato y sin condiciones, a la vez que se retiran todos los cargos contra él.
Shakthika Sathkumara fue detenido el 1 de abril de 2019, cuando acudió a la comisaría de policía para hacer una declaración por haber presentado unos monjes budistas una denuncia relativa a un relato breve que había escrito. Galardonado con premios provinciales y nacionales, el escritor fue imputado en aplicación del artículo 3.1 de la Ley sobre el PIDCP y el artículo 292 del Código Penal de Sri Lanka. Ninguno delito tipificado en ese artículo de la Ley sobre el PIDCP admite fianza ante el Tribunal de Primera Instancia, así que Shakthika lleva casi cuatro meses encarcelado. La próxima vista se celebrará ante el Tribunal Superior, que sí tiene autoridad para conceder a Shakthika la libertad con fianza.
Tanto el artículo 3.1 de la Ley sobre el PIDCP de 2007 como el artículo 292 del Código Penal de Sri Lanka penalizan la propagación de odio racial y religioso que incite a la discriminación, la hostilidad y la violencia.
La detención del Sr. Sathkumara se produjó en el contexto de una preocupante tendencia a utilizar la Ley sobre el PIDCP para violar el derecho a la libertad de expresión y de pensamiento, conciencia y religión –previsto, irónicamente, en el propio PIDCP– de varios escritores y activistas pacíficos de Sri Lanka. En mayo de 2019 detuvieron, en aplicación de la Ley sobre el PIDCP, a una mujer llamada M. R. Mazahima por vestir una blusa que llevaba un timón de barco estampado y que los denunciantes confundieron con un símbolo budista. La tuvieron más de tres semanas bajo custodia antes de concederle la libertad con fianza. En junio de 2019 amenazaron al columnista Kusal Perera con detenerlo en aplicación de la Ley sobre el PIDCP por escribir sobre el creciente extremismo budista cingalés de Sri Lanka.
El uso arbitrario de la Ley sobre el PIDCP –que constituye uso indebido de una ley concebida para proteger, no violar, los derechos humanos– tuvo un efecto inhibidor en el país, donde políticos, autoridades y policía, que son sumamente sensibles a todo lo que parezcan ser insultos al budismo, están influenciados directamente por ciertos grupos de monjes budistas que exigen la detención y procesamiento de las personas que consideren que ofendieron la religión.
Según el PIDCP, que Sri Lanka está obligada jurídicamente a aplicar, el derecho a la libertad de expresión y de pensamiento, conciencia y religión sólo puede restringirse en determinadas circunstancias estrictamente definidas. Las restricciones sólo son admisibles si están establecidas por ley, si tienen el propósito de proteger ciertos intereses públicos (la seguridad nacional o pública, el orden público y la protección de la salud o la moral públicas) o los derechos y las libertades de otras personas y si puede demostrarse que son necesarias para tales fines. Las simples críticas implícitas, e incluso explícitas, a una religión u otro sistema de creencia no pueden penalizarse como incitación.
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